Movimiento Evita.

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Evita !!! la llama eterna...

domingo, 17 de febrero de 2013

Iza la queruza!

Un argentino en el corazón de la Curia vaticana

Miembro del círculo íntimo de Juan Pablo II, virtual ministro de Benedicto XVI, Leonardo Sandri figuró inicialmente en las especulaciones sobre los cardenales con chances de llegar a papa. Sus relaciones en la Argentina con los sectores más conservadores. Qué dice Vatileaks.

 


Las cartas secretas

Sandri acompañó todas las políticas del Vaticano sobre la Argentina pero en los últimos años, mientras preservaba sus relaciones de siempre, se cuidó bien de no cerrar canales de diálogo ni mantener disputas de forma abierta. En el Bicentenario logró decir misa en la embajada argentina, a cargo de un político que está en los antípodas de Caselli como Juan Pablo Cafiero. En diciembre último fue recibido en la Casa Rosada por la Presidenta. Le agradeció la instalación de un pesebre en el Museo del Bicentenario.
Su nombre figura una vez en el interesante libro del periodista Gianluigi Nuzzi Las cartas secretas de Benedicto XVI. Algunas de las cartas, ya conocidas como parte de un Vatileaks, pertenecen a Dino Boffo, que le escribió al Papa denunciando una campaña en su contra de la que llegó a participar nada menos que el director del órgano oficial de la Santa Sede, L’ Osservatore Romano, Giovanni María Vian. Boffo es un periodista con toda su carrera profesional ligada a los obispos italianos en prensa gráfica y televisión. Tiene relación personal con cardenales importantes. Según Nuzzi, otro periodista, Massimo Franco, del Corriere della Sera, interpretó que la campaña y las respuestas eran parte de una guerra interna en el Vaticano. Una guerra que apuntaba al ejercicio del poder en el próximo cónclave de cardenales. El análisis cobra aún mayor importancia porque en 2012, cuando se publicó el libro, obviamente Benedicto XVI no había presentado su renuncia.
El libro consigna como posible autor del informe contra Bo-ffo al propio Sandri, con material suministrado por la gendarmería, el servicio de seguridad propio del Vaticano. Y se pregunta Nu-zzi: “Suponiendo que sea verdad, ¿por cuenta de quién habría actuado Sandri?”.
Por la filtración de las cartas fue apresado y sometido a una celda de aislamiento dentro de la Santa Sede el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele. Nuzzi no afirma ni desmiente que haya sido él quien le dio material. Se ampara en el derecho del periodista a no hablar siquiera de la identidad de sus fuentes. Pero las cartas de cardenales y obispos describen un entramado por donde pasan los juegos de poder interno dentro de la Curia y las maniobras financieras, muchas veces corporizadas en los manejos del IOR, Instituto para las Obras de Religión, el banco vaticano que se hizo célebre cuando lo presidía el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, que terminó procesado por la Justicia italiana pero no fue preso por su inmunidad.
El viernes una comisión de cardenales nombró presidente del IOR al alemán Ernst von Freyberg, miembro, como Caselli, de la Soberana Orden de Malta.
¿Limpieza después de la gestión de Ettore Gotti Tedeschi, que había llegado en 2009 y ya renunció? ¿Administración de secretos cultivados en décadas y a punto de escaparse por la fisura de las primeras filtraciones? ¿Continuidad, cambio o ambas decisiones a la vez? Otro tema abierto y a seguir con atención para los interesados en la nueva conducción del Estado Pontificio. O para los aspirantes a subir escalones, como Sandri. O para quienes, pase lo que pase, necesitan un escudo que los proteja.

vermas

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